Antiguamente, ser rey o noble en la corte debía de ser duro, los protocolos y los modales llegaban a controlar casi por completo la vida de los cortesanos. En esta historianecdótica los modales llegan a ser excesivos a pesar de tratarse de el propio rey.
Se trata de Fernando VI de España, también llamado el prudente o el justo, un rey de lo más extravagante como podrán comprobar, pues una de sus extrañas o curiosas manías consistía en no evacuar nada. Exactamente, como lo leen. Tal era su manía que el monarca se sentaba sobre los pomos acabados en punta de sus sillas en la corte, utilizándolos estos a modo de tapones. Según he podido leer, una vez llegó a pasarse 18 horas en esta posición. Pero no acaba ahí la cosa, y es que a sus 48 años, una vez en su lecho de muerte, tumbado en la cama, el monarca hizo todas sus inmundicias, lanzándolas a su servidumbre. Así, su médico escribió: "Privados de los consuelos de la religión, y entre sus propios excrementos, ha fallecido Fernando VI, el más pulcro y religioso de los hombres".