Un motivo importante de la derrota alemana durante la Segunda Guerra Mundial ante la Unión Sovietica fue la presencia del frio invernal que asolaba las tierras de Rusia. La ofensiva germana de 1941 no tuvo en cuenta ese factor tan decisivo, dejando a relucir una falta de previsión en cuanto al material y equipo adecuado para resistir muy bajas temperaturas.
El mariscal sovietico Yukov fue testigo de uno de esos fatales errores, ya que observó que todos los prisioneros alemanes que habían caido en su poder, llevaban botas del número correcto. Esto, que al lector y hasta mí mismo pueda parecer lógico, en realidad era un error imperdonable en aquellas circustancias. Ya desde hace siglos, los militares rusos utilizaban botas de un número superior al que les correspondía. De este modo, las botas podían ser rellenadas de paja o periodicos a fin de evitar que los pies se congelasen. Según afirmó el mariscal Yukov al darse cuenta del error por parte de los alemanes, "toda la admiración que podía haber sentido por el Estado Mayor alemán se desmoronó por completo".
Y es que en algunas ocasiones los pequeños detalles pueden salvarle a uno la vida.