Uno de estos affaires fue con su criada (Helene Demuth) que daría 9 meses después un retoño, en este margen de tiempo el padre del socialismo científico habló con su padrino y amigo Engels que aceptó hacerse cargo del niño.
De este modo Marx se libró de dar explicaciones a su mujer Jenny de Westfalia y pudo proseguir con su vida académica sin contemplaciones.
Todos los hijos legítimos de Marx acabaron suicidandose, probablemente, como apuntan muchas teorías, por la falta de cariño y atención ejercida por parte Marx en la infancia.