Atila, rey de los unos, era temido en el campo de batalla de Asía en el 450 D.C no dejando nada fértil a su paso. Este vil conquistador, valiente y feroz en el campo de batalla, no murió en ninguna de las muchas batallas que tuvo durante toda su vida.
Cuando el rey de los unos estaba inmerso en un profundo sueño una hemorragía en la nariz empezó a avivar. Átila, en "coma profundo", no se dió cuenta de que poco a poco se estaba ahogando en su propia sangre.
A la mañana siguiente sus hordas encontraron al temible Átila, muerto.
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