lunes, 28 de septiembre de 2009

El envío de gente por correo


El servicio postal es un sistema dedicado a transportar documentos escritos y otros paquetes de tamaño pequeño alrededor del mundo. Los primeros usos documentados de un sistema organizado provienen de Egipto (2400 a. c), donde los faraones utilizaban mensajeros para la difusión de decretos en el territorio del estado. Sin embargo, no hablaremos sobre la historia del servicio, sino que hoy descubriremos tres curiosidades insólitas de lo que puede llegar a hacer las personas con el objetivo de ahorrarse un billete o para escapar de la esclavitud.

A la edad de cuatro años, May Pierstorff, una niña de Grangeville (Idaho) en 1914 pidió a sus padres visitar a su abuela en Lewiston, a 120,70 kilómetros de distancia de su hogar. El billete de tren era bastante caro debido a que este transporte debía de atravesar las montañas de Idaho, para pagarlo requería el salario de varios días de trabajo de sus padres, por lo que estos, optaron por otra alternativa.
Los padres de la niña descubrieron que no había ninguna regla específica sobre enviar a personas por paquete postal, así decidieron hacerlo.
Pocos días después, los padres de May presentaron un paquete en la oficina de Grangeville, que pesaba 22,00 kilogramos, un peso poco menor al límite permitido. El franqueo, de 53 céntimos en sellos, iba adherido al abrigo de la niña.
Dentro de esa caja, la niña viajó en el compartimento de correo del tren, y una vez llegó a su destino en Lewiston fue entregada totalmente sana en casa de su abuela por el secretario de turno.

En 1849, Henry “Box” Brown, con el deseo de escapar de la esclavitud, se envió a sí mismo, ayudado por las redes abolicionistas por correo a Filadelfia. El hombre viajó alrededor de 442 kilómetros, tardando unas 26 horas y viajando todo ese tiempo en una caja, para colmo bocabajo

Pero hay un caso más reciente, en 2003, Charles Mckinley, quiso visitar a su familia en Desoto (Texas) durante sus vacaciones y para ahorrarse el costo del billete del avión, se envió a sí mismo en una caja en el avión de Nueva York con destino a Dallas. Sin embargo, no fue capturado hasta que, cerca de su destino, el repartidor llamó a la policía porque "había visto un par de ojos mirando desde el interior de la caja".


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