El dinero de papel apareció en el siglo VII en China, aunque no se instauró su uso oficial hasta el 812. Los ejemplares más antiguos de billetes que se conservan proceden del siglo XIV.
A Europa este formato en papel no llegó hasta el año 1661, y fue en Suecia donde Johan Palmstruch imprimió los primeros ejemplares y comenzó a entregarlos como recibo o resguardo a quien depositaba oro o plata en el Banco de Estocolmo, institución financiera que él mismo fundó. En 1780, y durante el reinado de Carlos III, llegó a España este formato, popularizándose su uso rápidamente debido a la comodidad de su transporte.
Hoy en historianecdótica no contaremos únicamente la historia de esta divisa, sino que nos centraremos en la superinflación que sufrió Alemania durante la República de Weimar (1919-1933).
Una inflación es la caída de valor en el mercado o poder adquisitivo de una moneda en una economía particular.
Pues bien, esto es precisamente lo que ocurrió en Alemania tras la Primera Guerra Mundial. Tal era la superinflación en 1923 que el Estado llegó a emitir billetes de 100 millones de Marcos.
La situación llegó a tal punto que una barra de pan costaba 1 millón de Marcos. Lógicamente, la gente demandaba un aumento de salarios en previsión de que se aumentases los precios, ya que los precios de las cosas debían revisarse por horas.
Cuando un ciudadano acudía a un bar pagaba todas las cervezas que se iba a tomar, aunque se acumulasen encima de la mesa, ya que en cualquier momento el dueño del bar se subía a un taburete para anunciar una subida en sus precios.
El economista J. K. Galbraith describía de este modo la situación:
"Los hombres y las mujeres se apresuraban a gastar sus sueldos, a ser posible, a los pocos minutos de cobrarlos. Los billetes eran llevados a las tiendas en carretilla o en cochecitos de niño. La referencia a las prensas de imprimir siempre habían ocupado un lugar especialmente importante en el cliché monetario. Aquel otoño, en Alemania, se utilizaron virtualmente todas las prensas capaces de imprimir dinero. En realidad los billetes manaban a raudales. Y a veces el comercio se interrumpía al retrasarse las prensas en producir nuevos billetes de cifras lo bastante altas para que fuese transportable la cantidad de papel necesaria para la compra del día".
Y es que el dinero se utilizaba para encender las estufas de las casas, debido, a que era más barato que el propio papel.
Sin duda, es una anécdota curiosa de la historia y de la economía mundial.
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