Hace poco los miembros de este blog pudimos conocer en primera persona los entresijos de una de las más imponentes instituciones intelectuales de este país, El Ateneo de Madrid.
Lugar de encuentro de intelectuales, heterodoxos y gente de la cultura durante casi dos siglos. El Ateneo de Madrid destaca por formar parte de la historia del Siglo XX y en particular de la II República. Durante los años de la decadencia borbónica la inteligencia de este pais se dedicaba a idear la democracia que empezaría el día 12 de Abril de 1931, cuando la mayoría de los españoles dieron la confianza a la coalición republicano-socialista.
La historia que hoy vamos a contar tiene que ver con uno de los más celebres personajes de "La República de las letras", Don Manuel Azaña, enigmático en lo personal Azaña fue uno de los principales impulsores de la libertad y progreso de este país . La relación que tenía con el Ateneo era de especial importancia, la oficina que tenía en el Ateneo cuando era presidente la mantuvo hasta su obligado exilio.
Cuando llegó la República y fue designado como Ministro de la Guerra, Azaña tuvo que compaginar su vida diaria en el Ateneo (donde tenía el despacho de Ministro) con la del Congreso de los Diputados.
El problema estribaba en que estos dos edificios donde "hacía vida" estaban a escasos 100 metros y era un trecho que transitaba diariamente, por lo tanto podía ser utilizado por terroristas para asesinarlo.
La solución que se encontró fue crear un pasadizo en el Ateneo que lo comunicase con el Congreso de los Diputados. Estas catacumbas funcionaron hasta el fin de la Guerra Civil, cuando los sublevados clausuraron el Ateneo.
Si tienen curiosidad por encontrar este pasadizo secreto pueden ir al Ateneo de Madrid y en la pared contigua al despacho de Azaña fijense en una pequeña puerta. Si la explicación ha sido un poco liosa solo tienen que preguntar.
Muy bueno, Miguel, Mata, sí señor. La verdad es que tiene sentido lo del posible atentado. Abrazos!
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